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martes, 19 de octubre de 2010

editorial del 18/10/10

A vos mozo esperame esta noche… sí vos chiquito, de la parrilla voy para el bodegón ese me escuchas… vos ya sabés quién te habla… así le voy a decir al aire… queda mal…?
Ah estamos al aire…? perdón, perdón…
A las madres un beso de aquellos, a todas… ayer fue su día y Collar siempre las recuerda, felicitaciones… y desde aquí también besos para Matilda Axat…
El último invitado fue el loco Ciacia aquél recordado wing del 62, de Gimnasia claro, el de hoy también es de Gimnasia Viscarra, este programa es del Lobo!
Aunque este Viscarra se llama Victor Hugo y es boliviano… un borrachito de Evo… sí el Bukowski boliviano le decían y tengo un material que se titula “Confieso que he bebido”… a prepararse… y nuestro amigo el Negro hoy les hablará en Coba ya verán que idioma nuevo nos trae… Marianito y quien habla nos animamos también, es español…
Pero hoy nos equivocamos… como no invitar un escritor de allí cerca y hablar de Chi, chi, chi, le, le, le por supuesto… si todo el mundo habló de los mineros, hasta salió el 11 dos o tres veces, aviso que en la jerga quinielera el 11 es el minero… y si no me creen llamen al cónyuge de Orfilia… y el 33 no podía fallar.
Algo vamos a decir… como no, si acaparó la atención de todo el mundo y con seguridad será motivo de literatura, cine y vaya a saber uno cuántas cosas más…
Lo cierto fue que… Ah! no me olvido de vos pibito… sí vos mocito, chiquitín, voy para allá eh!
Cerrarle la puerta a un hombre grande… con perro… que te crees que sos pibe…
No hay como la parrilla del Negro, la conoces a la moza, que vas a conocer… bobo!
Hablaba de Chile… como todos sabemos ya pasó el rescate, terminó todo… no… ya nos refrescaran los medios, quién sino…! de vez en cuando que una vez ocurrió un desmoronamiento a raíz del cual 33 mineros quedaron encerrados 69 días a cerca de 700 metros de profundidad y finalmente de a uno los fueron rescatando…
Y allí aparecieron sus historias, sin embargo entre ellos hubo algunas que por ahora sorprenden más que otros, aunque dentro de poco tiempo y quizá con un poco de ficción nos atrapen otras…
La de Franklin Lobos (la tomo por el apellido)… le decían “Mortero mágico” y llegó a ser jugador de la Selección chilena y vaya coincidencia uno de los rescatistas que bajaron a buscarlos fue Manuel González Pavez ex jugador de Deportivo O’higgins que llegó a jugar en 1985 un partido que los vió enfrentados… y cuando salió tuvo ganas de hacer jueguito… todo un mago.
Ahora… el mejor fue el doctor… quien por sus conocimientos en primeros auxilios, ejerció como médico del grupo… se llama Jhony Barrios… toda una novela titulada “Las dos mujeres del doctor”… fue así: la esposa del yileno de mierda… Marta Salinas con la que lleva 28 años casada, decidió no ir al rescate después de enterarse que Jhony había invitado a su “amante”…
“Estoy contenta porque se salvó, es un milagro de Dios, pero yo no iré a ver el rescate. El me lo pidió, pero resulta que también invitó a la otra señora y yo tengo decencia. La cosa es clara: ella o yo” dijo una Marta irritada frente a la prensa de todo el mundo…
Los trapos sucios se lavan en casa señora… que tanto lío, cuál es el problema del compañero…
Eso si, esposa y amante mantuvieron una gran discusión y no por Jhony sino por quién debía guardar los 9.800 dólares que el excéntrico millonario Leonardo Farkas regaló a cada uno de los mineros, finalmente los guardó Marta irritada, como siempre… al tiempo que sostenía: con la plata noooo….!
Y cuando el yileno de mierda… asomó la superficie y le notificaron la medida… se fundió en un apasionado abrazo con Susana, le aplicó dos besos y le susurró con amor… que se los meta en el… eh, eh, gritaban los rescatistas y figuretti atento por supuesto…
Te queda poco pibe, termina el programa, como con mis amigos y te veo Bobooooo!

martes, 12 de octubre de 2010

Nick Cave: "Cava Lázaro"



"Cava, Lázaro, Cava!!!"

¡Cávate, Lázaro! ¡Cávate, Lázaro! EST
¡Cávate, Lázaro! ¡Cávate de vuelta a ese agujero!

Larry hizo su nido en las ramas del otoño
construido a partir de nada más que grandes esperanzas y aire delgado
él recogió a unas madres reventadas por bebés
ellas corrieron el riesgo
y por un tiempo vivieron bastante felices allí arriba
él venía de la ciudad de New York, amigo
pero no pudo llevarle el ritmo
pensó que era como un parque de diversiones
entonces se fué a San Francisco
pasó un año en el espacio exterior
con una dulce niña de San Francisco
Puedo oír a mi madre sollozando
y muchas sillas arrastrándose
no sé lo que Es, ¡pero definitivamente algo está pasando arriba!

EST
(¡Quiero que caves!)

Bueno si, la ciudad de New York, él tuvo que salir de allí
y San Francisco, no lo sé, y entonces hacia Los Angeles, donde estuvo casi un día
él pensó que hasta los pálidos cielos estrellados
eran lo suficientemente listos para mantenerse alejados de Los Angeles
mientras tanto, Larry inventó nombres para las damas
como la Señorita Boo y la Señorita Rápida
él apiló armas y disparaba al aire a mansalva
él se deleitaba con sus adorables cuerpos como un lunático
y se cobijaba con su suave pelo amarillo
Puedo oír cánticos y conjuros y algún tipo me está mencionando en sus plegarias
bueno, no sé lo que es ¡pero definitivamente algo está pasando arriba!

EST
(¡Quiero que caves!)

Bueno, la ciudad de New York, amigo
San Francisco, Los Angeles, no lo sé
pero Larry se volvió progresivamente más neurótico y obsceno
quiero decir, él nunca pidió ser levantado de la tumba
quiero decir, ¡nadie le pidió que abandonara sus sueños!
de todas maneras, para acortar esta historia
la fama finalmente lo encontró
los espejos se convirtieron en sus torturadores
las cámaras lo capturaban en toda oportunidad
las mujeres volvieron a sus hogares con sus esposos
con sonrisas secretas en las esquinas de sus bocas
él terminó como muchos de ellos lo hacen
de vuelta en las calles de la ciudad de New York
en una fila para sopa, un adicto, un esclavo
entonces la prisión, después el manicomio, después la tumba
¡oh pobre Larry!
Pero ¿qué sabemos realmente acerca de los muertos
y a quién le importa en realidad?
bueno, no sé lo que es
¡pero definitivamente algo está pasando arriba!

EST
¡Quiero que caves!)

DIG YOURSELF LAZARUS

Dig yourself, Lazarus Dig yourself, Lazarus
Dig yourself, Lazarus
Dig yourself back in that hole

Larry made his nest up in the autumn branches
Built from nothing but high hopes and thin air
Collected up some baby blasted mothers
They took their chances and for a while
They lived quite happily up there

He came from New York City, man
But he couldn't take the pace
He thought it was like a dog eat dog world
Then he went to San Francisco, spent a year in outer space
With a sweet little San Franciscan girl

I can hear my mother wailing
And a whole lot of scraping of chairs
I don't know what it is
But there's definitely something going on upstairs

Dig yourself, Lazarus
Dig yourself, Lazarus
Dig yourself, Lazarus
Dig yourself back in that hole
(I want you to dig, I want you to dig, I want you to dig)
-----
Meanwhile Larry made up names for the ladies
Like Ms. Boo and Ms. Quick
He stockpiled weapons and took pot shots in the air
He feasted on their lovely bodies like a lunatic
And wrapped himself up in their soft yellow hair

I can hear chants and incantations
And some guy is mentioning me in his prayers
Well, I don't know what it is
But there's definitely something going on upstairs

Dig yourself, Lazarus
Dig yourself, Lazarus
Dig yourself, Lazarus
Dig yourself back in that hole
(I want you to dig, I want you to dig, I want you to dig)

Well, New York City, man
San Francisco, L.A., I don't know
But Larry grew increasing neurotic and obscene
I mean, he, he never asked to be raised up from the tomb
I mean, no one ever actually asked him to forsake his dreams
-----
He ended up like so many of 'em do
Back in the streets of New York City
In a soup queue, a dope fiend, a slave
Then prison, then the mad house
Then the grave, oh, poor Larry

But what do we really know of the dead
And who actually cares?
Well, I don't know what it is
But there's definitely something going on upstairs

Dig yourself, Lazarus
Dig yourself, Lazarus
Dig yourself, Lazarus
Dig yourself back in that hole
(I want you to dig)

dos poesías de DYLAN THOMAS

CUANDO DE PRONTO LOS CERROJOS DEL CREPÚSCULO

Cuando de pronto los cerrojos del crepúsculo
ya no encerraron el largo gusano de mi dedo
ni maldijeron al mar enroscado en mi puño,
la boca del tiempo sorbió como una esponja
el ácido lechoso en cada gozne
y se tragó los líquidos del pecho hasta secarlo.

Cuando el mar de galaxia fue sorbido
y liberado todo el lecho seco del mar,
envié a mi criatura para explorar el globo,
el mismo globo de pelos y osamenta
que cosido a mí mismo por mi mente y mis nervios,
mi frasco de materia ligara a su costilla.

Mis fusibles calcularon el tiempo para impulsar su corazón,
él estalló, hecho polvo, hacia la luz
y celebró con el sol un pequeño sabático,
pero cuando los astros asumiendo su forma
dibujaron las briznas del sueño en sus ojos,
ahogó dentro de un sueño las magias de su padre.

Todo surgió armado de la tumba
el cáncer pelirrojo, vivo aún,
los ojos velados de cataratas con sus turbios tejidos;
algunos muertos deshicieron sus quijadas tupidas,
y hubo bolsas de sangre que soltaron sus moscas;
él supo de memoria el sendero de cruces funerarias.

El sueño navega las mareas del tiempo;
el áspero sargazo de la tumba
entrega a sus muertos en este mar tan laborioso;
y el sueño mudo rueda por los lechos
donde las sombras comen el alimento de los peces
y a través de las flores, emergen hacia el cielo.

Cuando de pronto giraron las tuercas del crepúsculo,
y la leche materna fue dura como arena,
envié a mi propio embajador hacia la luz;
por truco o por azar él se durmió
y por arte de magia se armó de una osamenta
para robarme los fluidos en su corazón.

Despierta, mi durmiente, hacia el sol,
trabajador en la mañana pueblerina
y deja a este soñoliento en el sitio en que yace;
han caído los cercos de la luz,
sólo quedan en pie los jinetes más diestros,
y hay mundos que cuelgan de los árboles.

DONDE UNA VEZ LAS AGUAS DE TU ROSTRO

Donde una vez las aguas de tu rostro
giraron impulsadas por mis hélices, sopla tu áspero fantasma,
los muertos alzan la mirada;
donde un día asomaron el pelo los tritones
a través de tu hielo, el viento áspero navega
por la sal, la raíz, las huevas de los peces.

Donde una vez tus verdes nudos hundieron su atadura
en el cordón de la marea, allí camina ahora
el vegetal destejedor,
con tijeras filosas, empuñando el cuchillo
para cortar los canales en su origen
y derribar los frutos empapados.

Invisibles, tus mareas medidoras del tiempo
irrumpen en las camas galantes de las algas;
el alga del amor se vuelve mustia;
allí en torno a tus piedras
sombras de niños van, que desde su vacío
lloran ante el mar colmado de delfines.

Secos como la tumba, tus coloreados párpados
no serán aherrojados mientras la magia se deslice
sabia sobre el cielo y la tierra;
habrá corales en tus lechos,
habrá serpientes en tus mareas,
hasta que mueran todos nuestros juramentos del mar

La reacción- un cuento de Fabián Casas

A los 17 años entré en la Federación Juvenil Comunista. Mi jefe de círculo era Fabián Polosecki, quien muchos años después crearía un programa llamado El otro lado, que sería, involuntariamente, parodiado por Gastón Pauls. La historia se repite dos veces, primero como tragedia y después como parodia, decía Carlos Marx. Polosecki terminó tirándose debajo del tren que va para Tigre. Pero no es sólo esto lo que quería contar...

Una noche, Polosecki nos dio a todos los que formábamos parte de su grupo, el carnet del PC. Lo recuerdo perfectamente: era rojo, tenía la forma de una libreta de enrolamiento y decía en una de las primeras hojas: "No dejes que este carnet caiga en manos de la reacción". La reacción. Me guardé el carnet en el bolsillo y, mientras volvía en subte hacia mi casa -donde vivía con mis viejos-, me puse a pensar qué querría decir "la reacción". Conocía el verbo reaccionar. Podía decir que un equipo reaccionó a tiempo y le inclinó la cancha a otro. Pero algo me decía que no se trataba de eso. Una de esas noches, después de otra reunión de la Fede, volví a mi casa muy tarde y me encontré a mi viejo en mi pieza, sentado en mi cama, delante del póster de Invisible, con mi carnet rojo en la mano. El tipo estaba enojado y me quería matar. Me dijo que los militares nos podían liquidar a todos si se enteraban que alguien de la familia estaba en el PC. Y que la política era peligrosa. Así que mi viejo era la reacción. Más claro, echale agua: no dejes que este carnet caiga en manos de la reacción. Tarde.

Entre mis 17 y 20 años tuve serios enfrentamientos con mis viejos. En ese entonces mis ídolos eran los rockeros que escuchaba en un Winco blanco: Manal, Spinetta, Sui Generis, Los Gatos, Moris... De manera ingenua, asimilaba esa música con la revolución. Me vestía como se vestían los rockeros: vaqueros, sacos con pañuelos y remeras desteñidas, toppers negras. La frase de la canción de Dylan, que había traducido, reflejaba lo que yo pensaba: "Tengo mi cabeza llena de ideas y acá me obligan a lavar el piso, en la granja de Maggie no trabajo nunca más".

Cuando empecé a fumar porro, me tuve que ir del PC. Ningún revolucionario puede hacer la revolución si está tomando drogas, a menos que la revolución parezca venir en pasta negra, con Sargent Pepper o Blonde on Blonde. Hoy creo que siempre se ha intentado unir ciertas cosas que claramente son antagónicas. En ese momento, la pelea entre rockeros y chetos era notable y clara. O los mods y los rockers en Gran Bretaña. Pero después las cosas cambian y no todo es lo que parece. Conceptos tranquilizadores como derecha e izquierda, empiezan a mutar hasta volverse inservibles. Pero por ahora conservémoslos. Aunque la palabra reacción ha ido cambiando, como una luz de giro, hasta llegar a denominar a personas que jamás hubiera pensado como reaccionarias.

Hace poco leí una nota donde un crítico teorizaba que Bob Dylan -según lo infería de las Crónicas que el cantante acababa de publicar- era de derecha. Realmente no me sorprendió. La mayoría de los grandes artistas son de derecha. Mejor dicho, la derecha parece escribir (o pintar, o componer) mejor que la izquierda. T.S. Eliot, misógino, homosexual reprimido, monárquico, antisemita, escribió uno de los grandes poemas de todos los tiempos: The Waste Land. Ezra Pound terminó jugando a un tenis imaginario en su cárcel de Pisa para mantener el estado atlético. Y de paso escribía los increíbles Cantos Pisanos. ¿Qué hacía ahí? Estaba detenido acusado de traición a la patria, por apoyar a Mussolini. En la letra de Desolation Row, Dylan los hace pelear entre sí en la cubierta del Titanic.

James Joyce pensaba que la segunda guerra mundial era una mierda porque impedía la expansión de la influencia del Ulises. Francamente un artista es alguien en el que no se puede confiar. Su arte está por encima de todo y el cambio radical de una sociedad debe venir por el genio colectivo y no por la recalcitrante individualidad de esta gente. Sin embargo, cuando se vuelven seres sensibles, de izquierda, escriben bodrios como, por ejemplo, El Libro de Manuel, de Cortázar. El mejor Cortázar, sin duda, era el muchacho de derecha que se fue del país porque la casa estaba tomada por los parlantes que transmitían los discursos de Eva Perón. Acá el concepto de reacción se vuelve paradójico. La derecha expulsaba a la derecha. Pero hay una vuelta más. Muchos han querido ver a Arthur Rimbaud peleando en la comuna de París. Rimbaud, que escribió que "hay que cambiar la vida", y que propagó "el desorden de los sentidos", en realidad terminó como un autista, solo, en el desierto africano amarrocando oro para comprar nada. Pero su mensaje llegó, el desorden de los sentidos es el que pone en camino al personaje de Jack Kerouac en On The Road. Este libro iniciático lanzó a generaciones de jóvenes a las rutas del mundo. Ernesto Guevara hizo lo mismo, pero él, a diferencia de Kerouac y al igual que Buda, se dio cuenta de la miseria y el dolor y terminó tomando las armas. ¿Saben qué hubiera hecho Guevara ya convertido en comandante con alguien que le proponía el desorden de los sentidos? Lo hubiera fusilado. Lo mismo que hacen esos granjeros con los dos motociclistas de Busco mi destino.

Guevara -ícono de la imaginación al poder en el 68- escribió la contra cara de On The Road: Los diarios del Che en Bolivia. Una autobiografía kafkiana -y genial en términos literarios- de un hombre encerrado en un páramo estéril. Este libro es la distopía de la gloriosa juventud que se lanzó a cambiar el mundo. Este libro es mucho más contradictorio y antirrevolucionario -si lo vemos en términos pedagógicos de izquierda- que Paradiso, del Proust del Caribe. Por suerte, las obras de los artistas superan a los artistas, se vuelven impredecibles hasta para los mismos ejecutantes. En la repetición, regresan como una voz extranjera.

De todas formas, nos gusta vivir en el engaño. Creemos que el de un stone arrojando un televisor desde un balcón es un gesto de transgresión. Madonna nos parece una mujer que ha llegado para destruir todos los moldes conservadores. Nos parece que ella es la propia arquitecta de su guión personal. Pero en realidad sólo está representando un lugar común que no intranquiliza a nadie. Madonna es como Zoolander, un histérico obsesionado por cómo va a ser mirado.

La verdadera contracultura, o cómo se llame, que está sucediendo ahora mismo, es invisible. Cuando se hace visible, deja de existir. ¿Y qué voy a hacer con aquel póster de Invisible? Luis Alberto Spinetta (aquel pescado rabioso que escribió el famoso manifiesto rock duro música suicidada por la sociedad) que toca en la Casa Rosada (cuna del poder real) y en el Hotel Faena (cuna del poder virtual). Spinetta, uno de los músicos a los que podríamos llamar geniales, es, en realidad, un padre de familia glamoroso, que se considera "un dios", según lo dijo en un reciente reportaje. Tal vez esta disociación que nos obliga a hacer un músico o un escritor cuando lo escuchamos decir estupideces, podría servirnos para ver las cosas más claras. Impulsados por cierta ingenuo optimismo, hemos pensado que alguien que escribía "Los Libros de la buena memoria" tenía que ser un estadista preclaro a la hora de abrir la boca con, por ejemplo, el caso Cromañón. Pero el reciente reportaje a Spinetta en Página 12, no deja dudas: Spinetta es un pensador de derecha, mediocre, que, a la hora de componer, la rompe. ¿O es de izquierda? Cuando dice que: "Las masas van a ver ciertas bandas que responden al poder popular hirviente, con música sometida al hervor, caldeada por el hervor popular, que es como una especie de piquete inoperante de la expresión rockera", ¿qué está diciendo? La palabra piquete usada despectivamente -tan cara a los taxistas más fachos- está en boca de un artista notable. Lo cierto es que en la Casa Rosada y en el Hotel Faena, es imposible que alguien pierda la vida en un concierto de rock. Los muertos vivos, en cambio, parecen estar en el escenario.

Creo que se podría escribir mucho sobre el lugar que ocupan las piezas de los adolescentes en la arquitectura familiar. La pieza de mi primo, por ejemplo, era un lugar notable para mí. El era de la JP, era pintor y su pieza solía estar repleta de discos de los Beatles, Comics de Hugo Pratt y libros sobre Giacometti, Picasso y Pollock. También, en cierto momento, había bombas caseras. De alguna manera él era el vector que filtraba en mi casa paterna la efervescencia de los setenta. Con el tiempo, fue perseguido y golpeado, tanto por sus "Compañeros", como por la dictadura. Walter Benjamin contaba que los hombres que habían visto el horror de la guerra, volvían silenciosos porque no tenían nada para contar, habían perdido la experiencia. Mi primo, que pensaba que estaba cerca de la revolución, tuvo que perder.y se volvió un ser silencioso, un Rain Man. Y abandonó el arte y la política, por igual. Alguien le hizo Scratch a su vida y después de eso el disco ya no corrió igual. Algo similar le pasa al Motociclista de Rumble Fish, ese extraordinario poema de Francis Ford Coppola. A pesar de que Rusty James -su hermano- vive pendiente de él y le exige que vuelva a comandar las pandillas, éste se niega y se muestra desencantado con su pasado. "La droga mató a las pandillas", le dice. Y le agrega: "Para llevar gente hacia algún lado, primero hay que saber adónde ir". Y el motociclista es un poeta en estado terminal: cansado de las respuestas, ahora parece moverse en estado de pregunta. Esa incertidumbre tan difícil de soportar. Los que saben a dónde ir, no dudan.

Los que tienen que gobernar, no se pueden permitir el lujo de no saber qué hacer. Gran parte de las obras que me interesan están infectadas por el riesgo y la incertidumbre. Su hermano, que no ha logrado construir su propia individualidad y vive pendiente de lo que hizo El Motociclista en el pasado, se parece mucho a ese público estéril que vive esclavizado por el humor del artista. Para que el hermano resucite, El Motociclista se tiene que sacrificar. En este punto, volvamos a Spinetta. "Me parece que la gente no sabe respetar a sus dioses", dijo el músico en la mentada entrevista. Los dioses a los que aludía, claro, eran él y el parnaso rockero local. Si sólo tenemos vidas que intentan durar en el sentido más literal. Vidas suburbanas, insulares, fustigadas por la publicidad, por lo que se debe decir y vestir y sin una pisca de originalidad, estamos condenados, entonces, a vivir el fantasma de los demás: es decir, a construirnos sólo en lo que nos reflejan Spinetta, Maradona y otros célebres. Porque el mundo está parcelado en determinados campeonatos que siempre ganan otros. ¿Quién habrá inventado toda esta mierda? Me viene a la mente , ahora, ese momento de la película La caída, cuando una mujer muy joven se tira encima de Hitler y le dice: "Por favor, Führer, no nos deje caer, sin usted no somos nada. Díganos qué tenemos que hacer".

La gente mira televisión mientras prepara la cena de la noche y espera que alguien le diga qué es lo que tiene que hacer. Los primeros cazadores humanos vivían presionados por la obligatoria vigilia a la que lo sometía la presencia de los grandes depredadores. Esto no ha cambiado. Un par de tiros que se escuchen en la noche, y todos caemos en mano de la reacción.

Medio pan y un libro, Federico García Lorca

Locución de Federico García Lorca al Pueblo de Fuente de Vaqueros (Granada). Septiembre 1931.

"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre’, piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.
Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.
No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.
Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?
¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida
Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: ‘Cultura’. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.
Septiembre de 1931

Editorial 11/10/10 Feria de Frankfurt

El 6 de octubre comenzó la Feria editorial de Frankfurt y nuestro país es este año el invitado de honor. Es la más grande y antigua en su tipo, por eso en estos días nuestros libros estarán bajo la mirada de agentes, editores, libreros, traductores y autores de más de 100 países… allí en el centro de compra y venta de derechos más relevante de la industria editorial… que tal?
Nuestro camino hacia Alemania no estuvo exento de polémicas, es decir como siempre recorrimos el camino más sinuoso… pero ya está, quedaron atrás las discusiones tomadas para ilustrar ese enorme pabellón de 2.500 metros cuadrados dedicados al huésped de honor…
Recibimos la posta de China en 2009 y ahí estamos todavía discutiendo acerca de los íconos representativos de nuestra cultura nacional…
Ícono igual imagen o símbolo… en la cultura (todo lo que el hombre le agrega a la naturaleza) popular, por ejemplo… una persona que es reconocida por tener significación, representación o encarnación de ciertas cualidades…
Muy bien… nuestros nominados fueron… Gardel, Evita, el Che Guevara, Maradona, Borges y Cortázar… los dos últimos sí íconos literarios… los otros no. También las gigantografías… es decir impresiones de gran formato… fueron polémica debido a que “El matrimonio Furia” estaba presente en casi todas, junto con otros íconos de nuestra política… que tenían que hacer allí, si con su presencia ya bastaba?
Lo dejo a su criterio…
Lo importante hoy es que no podré estar presente… por razones obvias, perderé un año de vida que por supuesto es lo que cada uno de nosotros ganamos por cada programa… dejaré la novela más romántica de los últimos tiempos, aquella que se desarrolla en la parrilla donde cenamos todos los lunes…
Es que… nuestros oyentes todavía no se enteraron.
Lo cierto es que en el lugar la Sta. Moza hoy simpática al extremo y ya parte del programa, fue en sus inicios de enorme antipatía con estos viejitos babosos y ahora hasta nos cuenta que dejó su novio anterior por un apasionado romance con uno de los vampiros… mozos y parrillero… casi como en Bailando y nosotros hacemos de Marcelo…
Estimo también que Collar estará feliz con el nuevo Nobel de Literatura, es que don Mario escribe en nuestra lengua y su obra es una de las más importantes del mundo y más aún dijo que le daba un poco de vergüenza recibir el Nobel que no recibió nuestro Jorge Luis Borges…”
Quiero recomendarles a mis compañeros autoritarios que no pueden opinar de política en mi ausencia, repito nada de política sin mí…
Y cuando les hablé de íconos quiero recordar que también existen los iconoclastas o sea… romper imágenes… eso quiere decir… como los musulmanes que prohíben reproducir imágenes de Mahoma… les digo la verdad… me muero de ganas por ser iconoclasta y prohibir gigantografías que no nos representan como merecemos… los abrazo y besos para todos.

lunes, 11 de octubre de 2010

ON THE RADIO


This is how it works
It feels a little worse
Than when we drove our hearse
Right through that screaming crowd
While laughing up a storm
Until we were just bone
Until it got so warm
That none of us could sleep
And all the styrofoam
Began to melt away
We tried to find some words
To aid in the decay
But none of them were home
Inside their catacomb
A million ancient bees
Began to sting our knees
While we were on our knees
Praying that disease
Would leave the ones we love
And never come again
On the radio
We heard November Rain
That solo’s really long
But it’s a pretty song
We listened to it twice
‘Cause the DJ was asleep
This is how it works
You’re young until you’re not
You love until you don’t
You try until you can’t
You laugh until you cry
You cry until you laugh
And everyone must breathe
Until their dying breath
No, this is how it works
You peer inside yourself
You take the things you like
And try to love the things you took
And then you take that love you made
And stick it into some
Someone else’s heart
Pumping someone else’s blood
And walking arm in arm
You hope it don’t get harmed
But even if it does
You’ll just do it all again
And on the radio
You hear November Rain
That solo’s awful long
But it’s a good refrain
You listen to it twice
‘Cause the DJ is asleep
On the radio
(oh oh oh)
On the radio
On the radio – uh oh
On the radio – uh oh
On the radio – uh oh
On the radio


Así es como funciona.
Se siente un poco peor
que cuando conducíamos el coche fúnebre
a través de la multitud llorando,
mientras una tormenta sonreía sobre nosotros.
Antes de que fuéramos tan sólo huesos,
antes de que fuera cálido.
Ninguno de nosotros podría dormir,
y la espuma de poliestireno
empezase a derretirse.
Intentamos encontrar las palabras
para curar el declive,
pero ninguna de ellas estaba en casa.
Dentro de sus catacumbas.
Un millón de viejas abejas
comenzaron a picar nuestras rodillas,
mientras estábamos arrodillados,
rezando por que la enfermedad
saliera de aquellos a los que amamos,
y que nunca volviera.
En la radio
oímos "November Rain".
Ése sólo es realmente largo,
pero es una bonita canción.
Las escuchamos un par de veces,
porque el DJ se había quedado dormido.
Así es como funciona.
Eres jóven, hasta que dejas de serlo.
Amas, hasta que dejas de amar,
Lo intentas, hasta que no puedes más.
Te ríes hasta que acabas llorando.
Lloras hasta que te ríes.
Y todo el mundo debe respirar,
hasta que llegue su ultimo aliento.
No, así es como funciona.
Tratas de ver dentro de tí mismo.
Tomas las cosas que quieres,
e intentas amar las cosas que tomas.
Y entonces tomas ese amor que creaste,
y lo metes en alguien.
En el corazón de alguien.
Bombeando la sangre de alguien,
y caminando abrazados.
Esperas que no se haga daño,
pero aún sucediendo,
lo vuelves a repetir todo.
En la radio
oímos "November Rain".
Ése sólo es realmente largo,
pero es una bonita canción.
Las escuchamos un par de veces,
porque el DJ se había quedado dormido.
En la radio.
(oh oh oh)
En la radio…

editorial del 4/10/10

NOMBRES
Les conté el lunes acerca de mis nuevos amiguitos…, aquellos con los que juega Felipe a la mañana en la plaza de 19 y 44… son chicos divertidos, juegan a la pelota y en los juegos… nada que a uno le llame la atención a no ser por los nombres de los hermanitos Gómez…
Braian y Jhonny Gómez… Después advertí que se había incorporado un tal Jhonatán y pensé que podría ser Ferreyra… en realidad me sentí un poco incómodo… pensé en mamá y el motivo por el cual me llamó Rodolfo… creo que fue por aquél famoso Valentino y también la posibilidad de agregar al apellido el Mc y de allí en más ser Mc Secco de origen Irlandés…
Lo cierto fue que la inquietud creció y comencé a investigar… y vaya si encontré cosas interesantes…
En Uruguay que como ustedes saben durante el Mundial tuvo muy buen desempeño, ocurrió entonces que un matrimonio quiso inscribir a su hija con un nombre estridente… María Vuvuzela y hubo Celestes de todo tipo… ya tenían antecedentes debido que en el Mundial del año 50 jugaron la final con Brasil y “Dosauno” terminó siendo nombre propio.
En el País vecino son de público y notorio (el PJ me tira) los nombres extravagantes… o ridículos… es que alguien puede llamarse Repúblico, Flash, Préstamo, Teléfono, Árbol, Pacífico y hasta Artigas o Darwin…
Y existen también aunque no lo crean un nombre de pila que uno lo pronuncia y le duele todo… Hitler… y aunque no lo crean… los últimos días de agosto en Tacuarembó falleció un Hitler de 70 años que mató de un tiro a su pareja y luego se suicidó y hay otro Hitler de 71 años que vive en Rivera… su padre, policía intentó inscribir a su otro hijo con el nombre de Mussolini, por suerte la esposa no quiso saber nada y ganó la pulseada.
No todo esto tiene de particular el Uruguay… a nosotros nos pasó con los Juan Domingo o en la guerra del Negro hubo niñas que recibieron el nombre de Malvina y no por la recordada Malvina Pastorino…
Esto no aclara demasiado la cosa, porque en Ecuador viven Vick Vaporoup, Osa Mayor, Land Rover, Chispa de la Vida y hasta… Año Bisiesto y en Israel dicen que existen algunos llamados Perfecta Circuncisión…
Casi un crimen de lesa humanidad con daños colaterales… sin embargo hay más… Alí Babá, Cristo Crucificado, Amor de mi Vida, Cabildo Abierto o Cadena Perpetua… todo en un continente cuyas agendas telefónicas se parecen a un zoológico… es que también existen los Mono Gatica, Gato Lopez, Cabrito Fernández y desde la ciencia… escuchen… hay “Email” y es uruguayo… les paso el apellido, Suarez Barboza y nació antes que internet un digno compatriota de “Libre Albedrío” que también se consigue en las guías uruguayas…
Y a los padres, no se quejen porque los nombres condicionan, tengo un amigo que se lamenta constantemente debido a que su hijo Jerónimo y no con G como aquél guardavalla de mi equipo… sí Gimnasia, no lee nada de nada y es enorme de travieso, llega a decir que es malo el chico y un día hablo Freud por él y se le escapó “…este indio me tiene podrido…”
Que cosa no? Y que les puedo decir acerca de las Hebes… que bárbaro, la semana pasada me costó escucharla, sobre todo aquello que dijo “…nunca las madres fuimos tibias…” se olvidó que en silencio dieron vueltas alrededor de la pirámide de mayo, que con valor desfilaron frente a una dictadura y de aquellas madres todos estamos orgullosos…
Y ahora… a días de haber cumplido 25 años de aquella frase que un señor de saco y corbata no con uniforme, manifestó que no le pertenecía porque es de todos nosotros… dijo NUNCA MAS Hebe, el Señor… todo un símbolo de Paz y usted fuera del horario de protección al menor nos invita a tomar los tribunales, ni siquiera vale para la Corte menemista señora y para esta mucho menos… todas palabras las suyas reñidas con la ética y la paz…
Claro que usted está peleada con el Nunca Más, integra un movimiento o partido que cuando fue invitado a participar de la conadep un órgano creado precisamente para defensa de los Derechos Humanos, se negaron… sí no quisieron participar de ese admirable informe final sobre desapariciones de personas, apropiación de niños y otros delitos…
Y usted nos invita a tomar tribunales y todo por una ley de medios audiovisuales, no será porque usted quiere ser la autoridad de aplicación señora?

Un cuento de nuestro invitado: RODRIGO CARMONA

Fortunato querido

Tengo cuatro o cinco frases que ya son celebridades en el bar Decó. El azar hace justicia y trae a la memoria y a mi lengua que “el diablo sabe por diablo pero más por su endiablada diablez”. Retruécano exquisito, dirán ustedes y comparto su apreciación. ¿Y qué del neologismo último? Una gema que engarza perfecta en la joya que es la frase entera. Y están en lo cierto y si quieren confirmarlo, pregunten por Fortunato en el bar Decó. Es casi ineludible que antes de cualquier referencia oigan por boca de jarro alguna de estas muletillas que enriquecen el saber popular. Porque si hay algo que tuve en claro desde siempre, fue que mi lugar estaba ahí, con los condenados a la ignorancia, con los apartados del saber académico y diría más, de todo saber. Rincón de bebedores de vinos rancios, cueva para el pasatiempo fatuo de los naipes y el comentario mordaz sobre nimiedades como la política y el fútbol. Jamás me faltaron las ofertas de mis iguales, de los grupos vanguardistas en la diatriba filosófica de nuestro tiempo, pero así como el rocío lleva innata la conciencia del fresco matinal, yo supe que había un sitio que aguardaba mi labor de salvación, mi labor de humilde misántropo. Y elegí el bar Decó, aunque es por sobrada humildad que digo: elegí al bar Decó, ya que fueron ellos, mis compañeros de trasnoche, de cerveza alzada y compartida, quienes tuvieron la preferencia por mí.
En la casi fingida negación de la poesía como afirmación de lo poético, recuerdo que asesoré a uno de los empleados del bar Decó, una noche en que el infortunado sufría el torrencial drama de sus amores y la oprobiosa inestabilidad de portar nuevos cuernos. Se había enterado aquella tarde de la visita asidua que su mujer hacía al fortachón bicicletero de la calle Nueva York, y había decidido, así como así, matarla ni bien cayera sobre el día la noche, y con sus propias manos. Fortunato, a tu juego te llamaron, me dije y le quité al despechado de un plumazo la locura en mente y por supuesto, el sinfín de problemas judiciales futuros. Vacié medio litro de cerveza en el morro de su cornamenta y le aconsejé, al tiempo que me gritaba: idiota y lloraba, la humillación como excelsa figura del castigo a la viperina mujer. Andá, enfrentala. Decile que lo sabés todo y que sos demasiado para ella, le dije. Pero el difamado flaqueó de cuerpo entero y me contestó que así como había pensado en matarla, también quería exigirle pidiera perdón y perdonarla.
Testigo de esto, uno solo: Anselmo Garat, dueño y cantinero del bar Decó. Él repasaba la barra con la franela siguiendo las penas de su empleado y tal vez pensando que en el turbado testuz del ingrato no había mayor remedio ni labor, fue que me dijo: Fortunato, no le rompas las bolas. Más que pedírmelo, me suplicó, y le sirvió a él un vaso de grapa hasta la mitad.
Sabido es que el perdón viene a negar la grandeza del que se humilla y que Fortunato jamás renuncia, si de hacer el bien se trata. Me llevé al susodicho a una mesa aparte y para que no se distanciara de nuestro plan redentor, me propuse azuzarlo un poco, y lo llevé al corriente de lo que ya era un murmullo de voces en el Bar Decó. La bífida Mariel, que así se llamaba la mujer del engañado, no sólo mostraba interés en el reparador de biciclos de la calle Nueva York. También se la había visto en cierta primavera de la mano del intendente caminando por la costa, y una noche de marzo, en exultante bailongo, un morochón de Astilleros, cuando la fiesta del sindicato, la llevaba al ritmo del son con una mano en el culo, y me permití decir culo, para mayor dramatismo. Algo se decía también del vigilante de la cuadra, demasiada gomina y bigote recto para ser buena gente, y del más grande de los hijos de la vieja Lucha y de un rubiecito que venía desde La Plata en un Ford nuevo para visitarla a Mariel. Y la lista seguía pero el desdichado me pidió que le diera un descanso. Lo miró a Anselmo Garat buscando quizá la desmitificación de la mala calaña, y el otro le hizo un gesto que ya no dejaba dudas y lo derrumbó. Al día siguiente, el joven mesero amaneció flotando en la costa. En el bolsillo, una carta resumía en sus toscas palabras, el espíritu de mi consejo: Mariel: sos una hija de puta. Y eran esas palabras y su cuerpo a la deriva la imagen quizá exacerbada del humillado y fiel vencedor.
Esta anécdota ya es fama y casi que me da calor repetirla como anexo documental de por qué, cuando entro al bar Decó, a diestra y siniestra se sume en silencio. Si estuviéramos en oriente no flaquearía la metáfora del ruido del gong. Los mazos de cartas se detienen en la mesa y ya nadie puede seguir la pelea de box que transmite en directo el televisor que puso el viejo Garat en una esquina. Porque es Fortunato el que se anuncia en el chirrido de los goznes de la puerta cancel.
Hacen falta muchos kilómetros bajo la suela para transitar esa alfombra roja de admiración y respeto. Hay que saber andarse con humildad, saber el punto perfecto en que los músculos de la cara se relajan como diciendo muchachos, por favor, sigan. Y el bar Decó retoma el ritmo de la baraja y el trago, de la tos y el repetido cigarro.
Si me acerco a una mesa los muchachos se levantan para que entonces pueda estar más cómodo. Fíjense qué aguda debe ser mi presencia que de algún modo se consideran indignos de compartir una mesa conmigo. Y entonces no basta que les pida que por favor se sienten, sino que para satisfacerlos de mi encuentro, tengo que levantarme y supervisar de cerca lo que se van a conversar a otro lado, porque la timidez les impide pedirme, lisa y llanamente, el consejo que de algún modo esperan de mí.
El caso es que esta noche, Fortunato querido, ni que una carambola a tres bandas. Si lo hubiese planeado me quedaba corto. Redonda redonda, dejé una de esas enseñanzas que no se dan todos los días. Visto de afuera había una cosa como de David y Goliat. El enano Migré se me había plantado de manos, con la camisa afuera y bastante más borracho de lo que nunca lo había visto al enano Migré. Y para colmo, el pobre enano, se había perfilado con la guardia de un zurdo, cuando todos sabemos que la guardia del zurdo nació condenada a perder.
Esa noche, debo reconocer, quizá también yo estaba bebido de más. Venía boyando de mesa en mesa, procurando repartirme en proporciones iguales y evitar los recelos que comúnmente aparecen cuando me entretengo demasiado con alguno de los muchachos. Llegué a la barra y pedí otro vermut. A mi derecha el Negro Melián, a mi izquierda Juanito Lafinur. El Negro Melián le decía a Lafinur que la mano estaba jodida, y Lafinur decía que sí, que la mano estaba jodida. Entonces Melián decía que ya nadie te tiraba una soga, y Lafinur decía que no, que ya nadie te tiraba una soga. No hay derecho, decía Melián. Qué va a haber, decía Lafinur. Y la diatriba seguía entre el reproche y la queja, el llanto de un tango como a medio hacer, así que me llamé a la acción. Les dije, muchachos, el secreto está en dar, cuando uno da, siempre algo vuelve y la mayoría de las veces, vuelve con más. Melián le dijo a Lafinur: vamos. Lafinur, simplemente, dijo: rajemos, y no tuve otra chance que comenzar a hablar para retenerlos.
¿Por qué creen sino que la panadera me mostró los pechos?, les pregunté. Y reconozco que hice la pregunta demasiado fuerte, porque el bar Decó se llamó a silencio, interesado como siempre en lo que tenía para decir. Y entonces les dije que esa misma tarde había pasado por la panadería a comprar unos bizcochos para el mate, y que ahí estaba Lucía, la panadera, quejándose también de las mismas cosas que Melián y Lafinur, de la malaria de estos meses, de la suba de precios, de que habían cortado el fiado y demás. Entonces le dije, Lucía, tome, y le di cien pesos. Esto es la pura verdad y tan verdad como que Lucía no quiso tomarlos, y que yo le insistí y que ella agradeció y me prometió devolvérmelos en cuanto pudiera. Y yo le dije que por qué, mejor, no me regalaba una sonrisa. Y ella se sonrió, y es la pura verdad que se sonrío y me dijo que iba a devolvérmelos en cuanto pudiera. Pero yo, conociéndolos a los bestias del bar Decó, a la bestia de Melián, a la rata de Lafinur, no podía confiarles el sincero juramento que había en esa sonrisa de Lucía. Así fue que les dije que la panadera me aceptó los cien pesos y que se abrió la blusa, como quien abre una flor y que ahí refulgieron ante mí, esos pechos que son fama en bar Decó y en todo Berisso, la envidiable perfección de la naturaleza.
Qué decís, pelotudo, oí que alguien injuriaba a mis espaldas. Y en lugar de amilanarme, para mí fue un síntoma de la buena atención que había generado mi historia en el bar Decó. Y entonces dije que no solamente fui privilegiado testigo de las dotes esculturales de Venus, sino que además le eché mano, como nadie nunca jamás le echó mano, y esto, dije, no es opinión que surja de mí, sino de las propias palabras de la panadera Lucía que se había soltado el cabello para decirme que nunca nadie jamás la había tocado de esa manera. Entonces fue que me palmearon el hombro y ahí nació la escena de David y Goliat.
¿Cómo iba a saber yo que la panadera era la esposa del enano Migré? Venus con ese enano despreciable, que se tambaleaba ahora invitándome a la pelea y para colmo de sus males, perfilado como un zurdo. Porque aquí en el bar Decó todos miran boxeo pero pocos, yo diría que muy pocos, conocen tanto del arte púgil y de la arquitectura del cuadrilátero como yo. Así que no rehusé el convide del diminuto esperpento, y alcé los puños, como es debido, para la defensa y ataque en el box.
Lo que resta es breve, al menos en mi recuerdo. Muchos creerán que fue un descuido, otros harán sus apuestas a favor de las virtudes boxísticas del enano Migré. A los hechos me remito: al primer golpe lo ví venir, a los siguientes, los presumo, porque amanecí en una cama de terapia intermedia en el Hospital Zonal. Sé que cometo un pecado terrible si cuento los secretos ocultos en esta pelea desigual. Pero alguien debe hacerlo, y la verdad, la pura y recta verdad, es que lo dejé hacer al enano Migré, la verdad es que pudo más mi misión asignada a esta tierra, mi estrella puesta al servicio del bar Decó. Imagínense ustedes, en ese antro de la barbarie y la chabacanería, la recreación de la imagen bíblica de David y Goliat.