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martes, 15 de marzo de 2011

editorial del 7/3/11

Otra vez Carnaval! Vuelven los bailes! Mis hijas me miraban, que le pasa a papá? Se preguntaban… les conté lo de los bailes, los pomos, el sifonero, el bombero loco, cuando les expliqué que había que recortar la punta para que el chorro sea más grueso se miraban como diciéndose… está loco… les hablé lo de los corsos, que en uno de ellos se rompió el disfraz que consistía en jugar a que era una novia, claro que con el traje de novia que usó mamá para su casamiento, que luego del corso desfilé como tal sobre el capot de un falcon por suerte… blanco por calle 8 y desde la heladería Cadoro nos regalaron helado a todos por lo divertido que estuvo el espontaneo corso que sin querer hicimos…
Dicen que a fuerza de regresiones se crece. Bueno, esta semana regresé en reiteradas oportunidades a mi infancia y no tanto, lo hice para ver si encontraba una frase bastante reiterada por los medios durante estos últimos días.
Claro, entre muchas cosas, recordé a Marta y los abuelos con sus dichos, en mi caso esto no es un reproche hacia ellos, aunque es cierto que muchos psicólogos se esfuerzan a diario para que así sea y tratar -como en un policial negro- de encontrar al culpable.
Por ejemplo, tardé cuatro o cinco años en saber quién era “coso”… ocurrió que Marta se divorció allá por el 54 o 55, una adelantada mamá, no se imaginan las cosas que se comentaban en el barrio, papá se fue con otra o sin otra pero se fue, la interpretación que hice fue que a mí me querían tanto que a nadie se le ocurriría lastimarme o lo que sea…
Entonces, cada vez que un gesto, una mirada, una respuesta, etc. todo lo que los chicos hacemos mientras crecemos, abuela, abuelo o mamá decían a coro “…igual a coso…”, esto que se reiteraba regularmente debido a que yo crecía y crecía y que fue una época donde los chicos muchas preguntas no podíamos hacer… eran cosas de grandes… nos contestaban y se acaba todo, no era como ahora, pero así y todo luego de algunos años descubrí quién era coso?
Fue mi gran duda existencial y así fue como advertí que tenía cosas parecidas a Papá claro, como todos los hijos… “coso” era papá!
La cuestión era no nombrarlo para que el chico en cuestión recordara y provocara gran tristeza en él, peor o mejor, vaya uno a saber… esto no termina acá…
Porque la frase que mencioné al principio y despertó tanta curiosidad fue de la Sra. Presidenta que dijo “no se hagan los rulos” por qué? Y porque justamente esa en casa no la escuché jamás… eso sí Marta iba a la peluquería para hacerse la permanente peinado que consistía en tener la cabeza llena de rulos… imagino que viene por ahí… no?
Hubo otras que me asustaban, a veces con toda la familia reunida el abuelo se levantaba abruptamente y decía “voy de cuerpo” daba miedo… sobre todo porque el resto le preguntaba “otra vez” y con seriedad… yo pensaba que pasaba algo malo, dónde iba el cuerpo del abuelo? después con el tiempo y luego de él ir yo al baño después que el abuelo, advertí qué era “voy de cuerpo”… y mucho tiempo pasó y leí a César Bruto… él escribió nada es tan sencillo y necesario, como ir de cuerpo, ja, ja…
La abuela era mucho más divertida… ella movía el vientre… no daba miedo, pensé que bailaba aunque siempre en el baño sonaba raro.
Otra que me costó mucho fue “…está gruesa…” amigo! esa era terrible, miren que hay formas de decir embarazo antes de gruesa no?
La mejor fue una vecinita que también con el tiempo y siempre mucho tiempo aprendí nació con un diálogo entre una vecina y Marta, fue algo así…
-Y qué tiene? Preguntaba Mamá…
-Ahí abajo…
-Le duele?
-Mucho no… Ay Marta siento tanta vergüenza…
Yo, no recuerdo que edad tenía, todavía usaba cortos, pero en mi época con los cortos fui a Tribunales así que podría tener 14. Lo cierto era que si le dolía ahí abajo… como decía la vecina, yo le chusmeaba los pies y al ver que no tenía nada, las piernas, rodillas que se yo… ahí abajo… y la nena no tenía nada… “ahí abajo”
Pero pasó un tiempito y todo el mundo se dio cuenta qué tenía la nena ahí abajo, por la panza claro, se imaginan el barrio… pobre la nena, bueno nena no tanto, debe haber sido a sus 18 o 19 para mí era una mujer grande… para el barrio la nena que como les dije… estaba gruesa.
Después crecí y fui papá y no voy a olvidar nunca lo de …ahí abajo… por muchas razones algunas que se les están ocurriendo a ustedes… chanchos míos… pero todo fue por la cantidad de sinónimos que pude utilizar para los genitales femeninos en este caso… la nena para la vedette voladora, se acuerdan y de lo contrario… la chochi, cachu, cholita, que se yo, cómo la van a llevar al médico y al verlo decirle “Doctor…le duele ahí abajo…”, imaginen la cara del pobre, tanto estudiar, por dónde comienza a revisar… Qué bárbaro!

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