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miércoles, 23 de junio de 2010

Editorial 6 de 2010 (con poesía de Julián Axat)

Lenguaje adulto, nada de erotismo como el lunes pasado, dejó dicho el jefe.
Puede tener razón, pero lo que no tiene es coherencia.
Después de pasar a saludarlo por su despacho el viernes pasado escuché una serie de palabrotas entre su empleada Campanita y él terribles, pero… es el jefe.
Pensé entonces, en las últimas noticias, cuarenta años atrás se separaban los Beatles, un 10 de abril se terminaba el sueño; de Messi que ya le encontraron la vuelta para frenarlo en el mundial… nada… no hay que hacer nada… mientras lo entrene Maradona y tenga la camiseta argentina no hay que hacer nada; un intendente de Coronel Arnold, ciudad santafecina, vendió la plaza del lugar para pagar los sueldos. Se justificó, por supuesto, sin licitación alguna. Recordar a los padres de Soledad Morales, que donaron 250 mil dólares de indemnización a un Hospital y que frente a la libertad de quien fuera condenado, su mamá Ada dijo con dolor que ella era una ciudadana que debía respetar las leyes.
Pero sin olvidar todo esto, recordar a un poeta ocupará esta editorial. Debido a que justo en un día como el de hoy, 12 de abril de aquellos años que duraron tanto, una eternidad… fueron siete pero tan largos… fue mucho tiempo y pasó de todo… secuestraron, torturaron, mataron, hicieron desaparecer a los muertos… hasta inventaron una guerra con el fin de eternizarse en el poder y que nadie los descubra… pero se equivocaron tanto, tanto… que se tuvieron que ir… no entendían nada, no se dieron cuenta que eran ellos los dinosaurios, que desde la literatura se les decía todo junto.
“Una revista que supera apenas la mediocridad general” Humor así se presentaba, para informar, reírse, juntó bronca, adoptó gustos y aprendió a ser crítica contra un dictadura que se llevo hijos, padres…
Sin embargo, el paso de tanto tiempo nos devuelve hoy hijos de aquellos padres que se llevaron ellos: uno, Juan Aiub, nos trajo hace tiempo un cuadernito "éxito" con los versos de su papá, aquél que nos enseñó a cuidar las cosas que queremos como si fueran un jardín, para que la maleza no nos tape.
Otro hijo es el creador de este espacio, el que le dio origen a Collar de Perlas. Que escribe, claro, que es poeta, sin dudas, que nos enseñó a embalsamar caricias. Que sueña igual que todo el mundo, aunque todos los años, un día como hoy, tenga que recordar con enorme tristeza que su vida un 12 de abril cambió para siempre. Y en una oportunidad su poesía describió uno de sus sueños, que dice así:

TODOS LOS AÑOS…

todos los años
ese día
a la misma hora
sueño
viajo al pasado
una hora exacta antes de que caigan
me veo a mi mismo de siete meses
en los brazos de mamá
desesperado
les cuento de su destino
hay que irse rápido les digo
quedan pocos minutos
no vacilan
no se inmutan
llegamos a discusiones acaloradas
no hay caso pienso
se quedan
antes de volver me entregan al
niño
cuidalo
y vuelvo con él en brazos
sin rescatarlos
ni siquiera de los sueños


Julián Axat, poeta y abogado, nació en La Plata el 3 de agosto de 1976.
Ana Inés Della Croce y Rodolfo Jorge Axat, los padres de Julián, militantes populares secuestrados el 12 de abril de 1977 en La Plata. Están desaparecidos.

RENE GADE 2

HOLLISTER
Asumía Fernando y se dedicaba a destruir lo poquísimo de bueno que había hecho Carlos. En aquel momento me fui a una quiebra devastadora. Con la venta del auto me alcanzó para dejar en casa 300 dólares escondidos en un libro, comprar un ticket aéreo y llegar a Estados Unidos con 100 dólares en el bolsillo.
Internet era demasiado nuevo para buscar Hollister, más aun teniendo en cuenta que el pueblito ni siquiera aparecía en los mapas de papel. Sentí que estaba comenzando un viaje a un lugar inexistente, un viaje a la nada.
Hollister no era pequeño, era insignificante. Una localidad agrícola aislada del mundo y en el medio de una árida geografía. Producían frutillas grandes como naranjas, repollos como pelotas de básquet. Todo a lo yanqui, todo sin gusto. La siesta y el tedio también eran gigantes.
Hollister no tenía taxi ni bondi ni vida nocturna. Lo más parecido a un hecho cultural era una cafetería con fotos de motoqueros y un cartelito que decía “Esta fue la casa de los Blue Angels”.
Dos meses largos como dos décadas. Yo vivía con Frank que había cumplido 92 años y era saludable como un toro. Por las tardes escuchábamos su tocadiscos Wincofon que solo funcionaba en 16. Mi tiempo transcurría como un reloj arena, pero roto. Cuando empecé a ver todo en color sepia, me di cuenta que estaba dentro de una película de terror, una película mala.
Estaba convencido que el silencio de las calles, siempre vacías, me había taponado la cabeza cuando una mañana me despertaron unos zumbidos estremecedores.
Con miedo, salí de la cama para espiar por las rendijas de la persiana. El pueblo estaba siendo invadido por Harley Davidsons. Me vestí rápido, corrí hacia el centro y en minutos llegué a la puerta de la parroquia. Afuera, el cura estaba bendiciendo motos y motoqueros. Le pregunté, que está pasando? Son las Harley, me dijo, vienen una vez por año. Y cuantas son? No sé, miles, varios miles.
Es muy impresionante ver mezclados Hippies viejos con Punks, Abogados y Millonarios. Todos ex–jóvenes motoqueros. Coleccionistas de “Harley” que se dan cita anual en Hollister… una cita a lo yanqui.
Si quieren ver joyas del motociclismo y los más exóticos modelos, en el desfile más alucinante de Harley Davidsons tienen que programarse para un viaje:
A la nada.

René Gadé

RENE GADE 1

HAITI
En el aeropuerto, cuando llegue a la cinta del equipaje, recibí la primera idea de Port au Prince Capital de Haití. Resultó ser un poco peor de lo que mi mala predisposición tenía organizado. Valijas gigantes, llenas de tesoros comprados en Miami, rodeadas por pasajeros, changarines, familiares y taxistas. Todos hablando y oliendo en Creolé o en Francés.
La ciudad aloja tres millones de habitantes en una pequeña bahía rodeada por montañas donde, al revés que cualquier país desarrollado, los más pobres están cerca del mar y los más ricos en las alturas. Los hoteles 5 estrellas ocupan la punta de cada elevación, como faros.
Desde allá arriba se apreciaba un panorama bellísimo. El agua turquesa del Caribe y las paredes verdes de la bahía separadas por una franja movediza de toldos y personas, entre el caserío.
Me recomendaron no subir a un taxi por ningún motivo; alquilar un auto tampoco; lo que se entiende como transporte público eran unas pick up desvencijadas e inclinadas hacia atrás por el peso de los pasajeros que viajan parados en la caja. La solución fue la renta permanente de una 4x4 manejada por su dueño.
Para recorrer los 5 kilómetros que separan la cima, de los barrios bajos, se necesita una hora. Porque a medida que se desciende, la lentitud del tránsito se acentúa hasta terminar en un amasijo de transeúntes y vehículos.
El chofer penetraba el gentío abriéndose paso lo más despacio posible. Pero ese “lo más despacio posible” estaba muy lejos de una velocidad aceptable para mi conciencia. Los atados que algunas mujeres transportaban sobre la cabeza se tambaleaban cuando las embestíamos suavemente. Me dió taquicardia, pensaba en los pies y en los tobillos. La muchedumbre, empujada, rebalsaba hacia los costados de la camioneta e iba quedando atrás sin protestar.
La 4x4 y mi taquicardia seguían avanzando. Cruzamos calles normales, otras calles menos normales y más pobres, seguíamos bajando. Por último atravesamos un mercado enorme y paupérrimo. Cada puesto era un pedazo de lona sobre el barro donde se vendían unos pocos vegetales. Eran miles de mini mini emprendedores.
Al final, llegamos a la costa. En un edificio desteñido por el salitre y la dejadez me encuentro con mi focal point, que no es otra cosa que una persona local con capacidad de hacer que los individuos a quienes tenés que ver, te reciban. Lograr que una reunión se concrete es un éxito rotundo, ahora, que se cumpla el horario previsto es un imposible. Siempre fueron dos horas de retraso y 10 minutos de explicaciones.
Por lo tanto mi primer regreso al hotel fue de noche, cosa que me habían remarcado debía evitar bajo todo concepto. Al atardecer ya hay que estar acá arriba! No se olvide! Mire que acá no hay policía, no hay gendarmería, no hay nada, solo existe LA GUARDIA PRESIDENCIAL. Por suerte la camioneta no se descompuso y el retorno desde la costa hasta la montaña pasó a ser una postal imborrable.
Era una noche sin viento. Mucha oscuridad. Para darse una idea, el 60 por ciento de la población no tiene energía eléctrica. Desde la orilla yo trataba de identificar las luces de los hoteles, allá arriba, pero delante de mí se interponía un telón a franjas gruesas, de color negro y naranja.
Las fogatas en el mercado iluminaban de anaranjado columnas de humo que subían en la noche. Las franjas se balanceaban a un compás que el mismísimo Reynolds hubiera envidiado. Entre los fuegos se veían sombritas negras que pasaban. Mañana tengo que cortar temprano, pensé.
Estaba terminando de desayunar cuando llego mi focal point a buscarme. Era una negra formada en Estados Unidos durante un exilio político obligado. Elegante y arreglada se quedó parada junto a la mesa, yo me levanté y le dije, porque no se toma un café mientras voy a mi cuarto a buscar el saco. Dijo, no gracias, prefiero acompañarte.
Cálculos y especulaciones de todo tipo me tomaron demasiados nanosegundos, ya estábamos caminando, esa simple frase estaba poniendo a prueba mi virilidad personal y el machismo argentino entero.
Una vez adentro (de la pieza) tenía en un plato de la balanza mi inquebrantable fidelidad cristiana y la estadística oficial sobre HIV, 1 de cada 4 haitianos tienen sida. En el otro plato de la báscula estaba ella, que no era linda pero era JOVEN. Era negra. Y me estaba besando.
Varios detalles no me cerraban, pero el disparador fue que su piel estaba fría y si bien racionalmente su carne era flexible, al tacto daba la sensación de tocar una cubierta de automovil. No es racismo, es tan solo una descripción subjetiva. Nuestra sociedad premia y valora las carnes firmes, pero en ese extremo, la situación era desalentadora. La fantasía de poseer una negra se iba como agua entre los dedos. Mejor vamos a la reunión, dije. No quisiera ser impuntual.
Al día siguiente me dijo: hoy hemos terminado temprano; quieres conocer el Palacio Presidencial? Acepté.
Era un edificio blanco, de estilo colonial, apenas grande. Entramos por un costado; me llamó la atención que la saludaran con respeto y que no me pidieran identificación alguna. Me conducía por escaleras secundarias, transitamos pasillos demasiado angostos, evidentemente me llevaba por un camino para nada oficial. Pienso que llegamos muy arriba, como a un tercer piso.
Una puertita pequeña, sin manija, se abrió sola. Entramos en un bunker y la puerta se cerró, pesadamente, detrás de mí. Una de las paredes estaba forrada con displays de las cámaras de seguridad y grabadoras de audio, en la otra, una estantería con cosas. Sobre la mesa había cuatro ametralladoras UZI y algunas pistolas. Sus propietarios eran 6 orangutanes enormes y negrísimos que estaban reclinados en sus sillas. Algunos me miraban de reojo otros de frente.

El más grandote y más negro, se paró. Mientras avanzaba a nuestro encuentro, ella murmuró “es el JEFE DE LA GUARDIA PRESIDENCIAL”. Tuve tiempo para evaluar su excelente traje y el resto de la indumentaria, carísima. El la saludó con un beso y en perfecto Inglés me dijo: Mi esposa me habló de usted! Mi reloj de arena se detuvo en la mitad.
No sé si fue por el escalofrió que recorría mi columna o por el torbellino que atravesaba mi cabeza, pero mi mano derecha se extendió hacia adelante. El gigantón lo interpretó como un saludo. Yo en cambio como un pedido de piedad. La mitad de mi cerebro hilvanaba una frase: “ella fue la que empezó primero” y la otra mitad evaluaba si esas serian mis primeras palabras o mis últimas palabras. El asunto es que traducida al Inglés la frase salió como: Nice to meet you.
Los tres iniciamos el recorrido del Palacio, me mostraron los lugares oficiales y el ceremonial. Cuando salí a la calle, dejé escapar el aire contenido durante las últimas horas y me sentí vivo. Quiero decir: Viviente.

Vuestro nuevo corresponsal
Irán Ilom
(nombre codificado, por razones de ética y de seguridad).

Editorial 4 de 2010

REAL O VIRTUAL…
Y... no sabemos. Alberto Rojo nos hizo un lío con la ciencia terrible y la presidente ni hablar, tanto que al fin de cuentas nosotros no sabemos si estamos en la 91.7 real o virtual, o si por el contrario y de acuerdo con el invitado podemos llegar a estar en dos sitios lejanos uno del otro al mismo tiempo.La ciencia es la ciencia y nuestra presidente ya nos informó acerca de la existencia de dos argentinas la real y la virtual… Bueno, un sistema tecnológico, basado en el empleo de ordenadores y otros dispositivos, cuyo fin es producir una apariencia de realidad que permita a sus integrantes tener una sensación de estar presente en ella.
Pero para eso se necesita un casco con un visor especial, hasta con trajes y guantes equipados con sensores diseñados para simular la percepción de distintos estímulos que intensifican la sensación de realidad. Así me ilustraron, me agrandé y dije:
-Un simulador de vuelo, por ejemplo.
-Claro, así…
-¿Y cuándo nos proveerán los trajes? Nadie contestó. Y eso que el lunes les conté que entre la dureza de la gomina brancato y el almidón del guardapolvo era Robocop por dentro y por fuera.
A no quejarse, en una Argentina pasan unas cosas y en la otra… bueno ya sabemos, la de ella y la de nosotros, son diferentes, ¿o será Alicia y no Cristina? Aunque… Alicia soñaba, ¿no es cierto? ¿Y Cristina no?
Aquella niña se había quedado dormida, después de su fantástico sueño despertó y le contó el sueño a su hermana -es decir a una relativa cantidad de argentinos- quien se queda debajo de un árbol, recordando la historia que relató Alicia… quizá hasta le crean a Cristina o Alicia, ya no sé a quién…
Esto de lo virtual es terrible, ya una vez relaté lo que me costaba chatear con mis hijas. Claro estaba dentro de un grupo de 376 personas, entonces cuando me decían "¿todo bien pa y vos?", había pasado una hora o más desde que pregunté "¿cómo estás Lu?" Y cuando me enojaba, me eliminaban, así de simple:e-li-mi-nar.
Vamos a ver, ¿qué nos puede pasar con tanta ciencia, tecnología e hijos?Nuestro invitado, Rojo parece explicar que en la altura, la fricción del aire sobre una pelota de fútbol tiene dos efectos notables, ¿pero de qué pelota habla?
“Un padre le dio una pelota de regalo al hijo, recordando el placer que sintió al recibir su primera pelota de parte de su padre. Una número cinco, oficial, de cuero. Ahora no era más de cuero, era de plástico. Pero era una pelota. El chico agradeció, desenvolvió la pelota y dijo: “…copado…”
Lo que los chicos dicen hoy en día cuando les gusta el regalo o no quieren lastimar al viejo. Después comenzó a girar la pelota en busca de alguna cosa.
-¿Cómo se enciende? Preguntó.
-¿Cómo, cómo es que se enciende? No se enciende…
El chico buscó dentro del papel de envolver.
-¿No tiene manual de instrucciones?
El padre se comenzó a desanimar y a pensar que los tiempos son otros… que los tiempos son decididamente otros.
-No precisa manual de instrucciones.
-¿Y qué hace?
-Se patea.
-Ah, entonces es una pelota.
-Claro que es una pelota.
-Una pelota, pelota, Lo que se dice una pelota.
-¿Qué pensabas que era?
-No, nada.
El chico agradeció, dijo “copado” de nuevo y, al poco tiempo, el padre lo vio frente al televisor, con la pelota nueva al lado, manejando los controles de un videogame. Algo llamado “monster ball” en que equipos de monstruitos se disputaban la posesión de una pelota en forma de blip electrónico en la pantalla al mismo tiempo que intentaban destruirse mutuamente. El chico era bueno jugando. Tenía coordinación y pensamiento rápido. ¡Le estaba ganando a la máquina!
El padre agarró la pelota nueva y ensayó un jueguito… consiguió equilibrar la pelota en el empeine, como antiguamente y llamó al chico.
-Hijo, mirá.
El chico dijo “copado” pero no desvió los ojos del televisor. El padre agarró la pelota con las manos y la olió, intentando recapturar mentalmente el olor del cuero. La pelota no olía a nada. Tal vez un manual de instrucciones fuese una buena idea. Pero en inglés… para que los chicos se interesen…
(Comedia de vida privada – Luis Fernando Verissimo)
Una pelota, la Argentina real y la virtual… los millones que hacen falta para celebrar los 200 años, cuando en realidad, un buen discurso, eso sí con muchos menos “yo” Cristina por favor, la delatan… téngalo presente, con recordar a Sarmiento con escuelas y universidades para hombres y mujeres, maestro de la palabra y guerrero político, abollado claro, por contradicciones como todo grande… debe ser casi suficiente… y casi gratis…

domingo, 20 de junio de 2010

Editorial 3 de 2010

La mujer de… (Marcelo Rubens Paiva)

No podía creer lo que veía, era otra… me preguntaba ¿es o no es? Colorada, como encendida… pero era ella, estaba seguro… la mujer de Pelai del barrio Ministerio como le gusta decir a Marianito.
Bueno… no tiene nada de malo. Hoy en día todo el mundo tiene el color de pelo que quiere, y otras cosas también… no solo por el color también el tamaño… entonces ¿por qué asombrarme?
La llamé y se dio vuelta, me reconoció y nos saludamos:
-Estás distinta, casi no te reconozco…
-Y sí, hice unos cambios…
-¿Y Pelai?
- Bueno, ahí está; su trabajo, el club de sus amores, los chicos… Ah! tengo algo muy bueno para vos, creo que lo tengo acá en la cartera…
Me da un papel arrugado con un título que dice “La mujer de…”, lo guardé, aunque no resistí y comencé a leer.
"La mujer de 14 es adolescente. Enamorada de los padres, tíos y abuelos. Del perro, de los profesores y amigas, del creo y del jardín, de la almohada suave, del helado de frutilla y el esmalte rosa.
La mujer de 18 ya no está enamorada del chico de su escuela. Muy pendejo. Le gusta beber y bailar y está muerta por un guitarrista. Va a todos los shows de la banda de él y se sabe todas las letras. Pero el músico, siempre borracho, se acuesta con ella y se duerme. También se acuesta con otras. Nadie es de nadie. Ella se pregunta si con las otras es más cariñoso. Usa esmalte púrpura.
La mujer de 19 se siente muy atraída por el socio de su padre, cosa que la deja perpleja porque lo conoce desde que era pequeña. Siente atracción especial por muchos hombres, quiere provocarlos, seducirlos sin culpa, pero no es pasión, es atracción por la vida y mucho placer por la reacción que provoca en los hombres. Ella ama la pasión y el poder.
La mujer de 21 besa a todo el mundo. Seduce a todo el mundo. Quiere viajar con todo el mundo, conocer todas las tribus, bailar todas las músicas, comer todas las comidas, beber. Tiene sexo con el socio del padre que tiene 30 años más que ella. Pasa días escuchando a Billie Holiday.
A los 22, su hobbie es provocarlo cuando él y su mujer comen en la casa de sus padres. Y ¿qué hace? Absolutamente nada. No habla. No mira. No come. Como una niña enojada. Lo deja porque él la llama nena malcriada.
La mujer de 23 descubre que siente por un arquitecto adulto más de lo que sintió nunca por todos los hombres anteriores. Está insegura, piensa que es tonta. Sale con él. Se vuelve celosa. Sufre todo el tiempo. Cree que lo ama, pero ¿eso es amor? Duda…
Después de este amor intenso, con idas y vueltas, la mujer de 26 se separa. Nadie le dijo que el amor trae dolor. Se queda sola un tiempo. Sale con amigas. Va a bailar. Está apasionada por su trabajo. Ahora es su prioridad. A los 27 vuelve con el arquitecto pero no descarta otros. Especialmente el hermano de su jefe, un cliente casado, el ex de una amiga y el amigo de 18 años de su hermana más chica.
La mujer de 28 se apasiona por un tipo que hace cine, con el que tiene afinidad y química. Se pelea con los otros. Asciende en el trabajo. Gana más. Sale con el cineasta. El tipo hizo tres cortos y está por filmar su primer largo que también escribió. La mujer de 29 por primera vez en la vida encontró un tipo con el que quiere casarse, el cineasta, y está insegura. Por eso vuelve a salir con el arquitecto. Sale con los dos. En vísperas de Navidad se pelea con ambos y viaja sola a Bahía con una pila de libros.
A la mujer de 30 ya no le apasiona nadie. Quiere terminar la maestría y pasar un tiempo en Barcelona. No quiere casarse ni tener hijos.
La mujer de 31 se cansa de ser extranjera y regresa a Brasil. Vuelve sola, alquila un departamento. Sabe que lo ideal es un tipo bueno, que le dé seguridad y que sea buen padre. Lo llama al arquitecto, que largó la arquitectura y ahora trabaja con el padre. Lo seduce, él se deja llevar. Los amigos le recriminan ¿de nuevo…? Nada oficial, él se muda con ella.
La mujer de 32 muere por su hijo que acaba de nacer. Lo más bonito del mundo. Descubre que casarse es difícil. Es insistir en un proyecto contra el que golpean mil tentaciones. No va al estreno de la película de su ex.
La mujer de 33 está muy bien en el trabajo, tiene niñera y el marido es tan dedicado al nene que hasta le da celos. No tiene buena vida sexual.
La mujer de 34 se enamora de su nuevo hijo, el segundo. Una belleza. La pareja compra un plasma enorme con un terrible equipo de sonido. Invitan a amigos. El cocina, sabe de vinos. Piensan en construir una pileta para los niños en el jardín.
La mujer de 36 se pregunta si todavía quiere a su marido buenito. Sueña con otros hombres, sueños eróticos, locos y sin sentido. La mujer de 37 tiene una vida rutinaria: casa, trabajo, hijos, marido, gimnasio, padres enfermos y curso de mitología. Comienza a ir sola al cine por la tarde. Enloquece cuando se ve en el personaje de la segunda película de su ex el cineasta. ¡La trama es sobre ella! El tampoco la olvidó. Sale del cine y lo llama. Para su sorpresa él atiende y conserva la voz ronca que le hace acelerar el corazón. Le dice que quiere verla ahora. En lugar de ir, decide hacer terapia.
La mujer de 40 despierta una tarde lluvia y encuentra al marido en la sala con tres valijas: “Tenemos que hablar” dice él y le cuenta que está enamorado de una azafata de TAM y que se muda con ella. Mientras él relata los motivos, ella piensa: ¿por qué no de Bristish o Air France?.
La mujer de 42 sale con amigas a beber y bailar. Va a boliches de gente joven, sale con pendejos: un escritor bisexual de 25, un DJ danés todo tatuado, un judío que toca salsa en un bar cubano.
A los 43 reencuentra al amante cineasta en un café. Él va camino a Cannes con su tercer film. Toman 4 cafés. Hablan de las películas de la década. Al final, él le pregunta por qué lo dejó. Piden la cuenta y van a un hotel. Dos días después se van a Cannes. Ella se divierte con el glamour de la ciudad, con la atención que les dan, y con el charme y la gentileza de su ex. Pero su tercer largo le parece una porquería, a tal punto que se toma el avión de regreso a Brasil.
El cineasta sonríe cuando le entregan la nota junto con un champagne y flores. Ella le pide disculpas, afirma que ése no es su mundo, que le encantó la invitación, que Francia es lo más, pero que regresa a su vida y sus hijos. Él sabe que no le gustó la película. Regresa a Brasil y va directo a la casa de la mujer de 43 que ama. Abre la puerta un nene en un skate seguido de otro disfrazado de Batman. Ella no sabe qué decir y él le da una pila de recortes de todo el mundo donde destrozan su tercera película. Ella se ríe y le presenta a sus hijos. La mesa está puesta. La mujer de 43 mira al cineasta de tres largos y le dice que coma con ellos…"

Sorprendido… debido a que casi era su edad, le pregunté:
-Y todo esto te pasó?
-No, por qué?
-Es que estás tan distinta?
-Es el pelo nada más, no te preocupes… a propósito: ¿cuándo viene Collar a cenar?; avísame y preparo algo… si. Me voy que estoy apurada.
-Bueno nos llamamos.
Y ahí me quedé…

Editorial 2 de 2010

Dijo… “al lector no hay que soltarlo”
Parece que ha cumplido y en exceso su premisa, ansioso por tender un puente entre ciertas personas y convencer que la gente sobre la que escribe -en apariencia tan distante de los lectores- tienen mucho que ver con ellos …y eso es lo que me gusta… contaba hace poco tiempo John Carlin, autor de “El factor humano” su libro sobre los esfuerzos que realizó Nelson Mandela por buscar la paz social en Sudáfrica.
Su semejanza con Ryszard Kapuscinski es notable, por ejemplo estuvo en Malasia y Bangladesh para escribir una crónica sobre una minoría musulmana en Birmania (Myanmar), gente que nadie conoce y que para él es la más triste del mundo. Esclavizada y perseguida por un implacable régimen militar huyen a un país terriblemente pobre como Bangladesh y de allí en unos barcos recorren 1.500km para intentar llegar a Malasia… y unos llegan, a otros los atrapan los soldados y van presos, les pegan o los abandonan en alta mar en barcos sin motor…
Le preguntaron cómo hacía para que el lector se interese por semejante tema. y el contó que era consciente de la dificultad, un texto sobre gente de la que nunca ha oído hablar, pero que sentía una gran responsabilidad respecto de quienes le contaron sus historias.
Explicó que en una oportunidad preguntó a uno de ellos por qué no luchaban contra el régimen en Birmania y le contestaron “…esta es nuestra lucha, hablar con usted para que el mundo sepa lo que ocurre…” nunca le habían dado una explicación tan simple de cuál era la razón profunda de su trabajo.
Apenas un granito de arena, pero cuando más granitos haya mejor… un granito para considerar a los grandes personajes de la historia, aquellos que unen, porque los políticos más comunes generan enfrentamientos, los grandes de veras son los que concilian lo que parecía irreconciliable.
Mandela es el más claro de los ejemplos, tender un puente entre blancos y negros después de 27 años de cárcel, lo que significó el principio del fin para el régimen del apartheid.
Cuando le preguntan por Kapuscinski dice que hizo un trabajo literario, tuvo una visión muy amplia de los hechos que narró, dio una sensación de que en el periodismo no hay límites cuando se sabe traspasarlos “…pero su mayor virtud es que da gusto leerlo…”, es cierto, la historia que alguien tiene puede ser maravillosa, sin embargo, si no se escribe de manera que permita agarrar al lector y no soltarlo hasta el final, no tiene sentido alguno.
Ambos recorrieron Africa, Kapu durante treinta años, Carlin quizá un poco menos. Un continente con 55 países, todo un océano, un planeta aparte y su conclusión: sólo por una convención reduccionista, por comodidad, decimos AFRICA. En la realidad salvo por el nombre geofráfico, "África no existe”
Él tuvo una historia importante y valiosa y supo contarla claro… este jueves 11 se cumplen 20 años desde que Nelson Mandela recuperó su libertad, para ser luego con enorme justicia Premio Nobel de la Paz.

Editorial 1 de 2010

2010… por fin, aunque nada que ver con la película

¡Qué alegría, qué encuentro…! Todo el mes en una dulce espera, ansiosos… Cada una de las parejas preguntaron durante este tiempo alguna vez… ¿se puede saber en qué pensás…? Y la misma respuesta …nada, nada, no te preocupes… y por dentro la pregunta ¿y en qué voy a pensar…? en Collar, los lunes de 8 a 9, por la 91.7 y después a lo del Negro… a reírnos, a ser felices… ¿y el programa?, ¿cómo salió? ¿Y el que viene?... Y así todos los lunes.
Sucedió al fin, un llamado por acá, un mail por allá… el lunes en lo del soldado… asadito, comenzaba Collar…, porque había que ir a charlar sobre el programa, otra vez juntos, los tres y se sumó ahora con menos inconvenientes Anónimo que vuelve con todo… 8 y 30 hs. del histórico lunes 25 y allí nos encontramos puntuales…
La reunión se realizaba en la casa del recién ascendido a general Sr. Negro con su agregado Vetuka y entonces con el horario no se jode… entramos, nos abrazamos al grito de ¡volvió Collar y …estamos vivos…! que se festeja también… y por supuesto vino el primer brindis, aunque cortito, debido a que una leve sospecha existía porque sobre una mesita que se encontraba antes del quincho en un lugar fresco y con cuatro sillitas enfrentadas hacia ella se encontraba apoyada una notebook…
Así fue que, luego del brindis -el primero del resto- el General nos invitó a sentarnos frente a la compu… una vez allí él ocupó el rol pedagógico conduciendo el ratón con pasmosa habilidad, a su lado Anónimo, detrás con las tizas en la mano Marianito y yo…
La clase fue “hoy inauguración del blog de Collar” y nuestra introducción al mismo… para esto tuvo una artillería -todo muy castrense por supuesto- de ingresos y egresos que nos confundieron a todos, pero luego recordó como es su costumbre… todo.
Y allí comenzó la verdadera clase.
Entonces quedamos registrados, cada uno con su cuenta y lo cierto es que él ahora puede ingresar a nuestros correos sin problema alguno debido a que conoce cada una de nuestras claves, desde que, en momento alguno cuando las solicitaba desviaba su marida hacia el costado… como un buen empleado de banco por ejemplo… en síntesis puede escribir cualquier barbaridad en el blog a nuestro nombre… aunque lo conocemos incapaz de hacer algo semejante.
Y además… Anónimo entendió y el profe por supuesto, pero la última fila conformada por Marianito Caballasca y Cirilo Tamayo (quien habla), nada de nada, hoy a una semana todavía ninguno de los dos pudo ingresar, una vergüenza.
Después vino lo mejor, más vino, cerveza, champagne, asadito, provoleta, chinchulines, ensaladas y helado… todo y mas champagne… hasta que alguien nombró a Alfonsín… y ustedes saben qué pasa, pero entre nosotros nada más que un intercambio de opiniones, eso es todo.
Y Collar fundido en un gran abrazo para comenzar el año.
Algo para aclarar acerca de mi amistad con Marianito tiene que ver con que todos los lunes desde hace cerca de dos años… comemos carne de cerdo, luego… en nuestro intercambio epistolar nos despedimos con ¡abrazo!, ¡lo extrañé! o ¡lo quiero mucho…! pienso que conviene decirle a los oyentes que no somos gays -que no tendría nada de malo- pero como ahora parece que la carne de cerdo es afrodisíaca y puede ser… si es como dice la presidente, porque ya no se la ve tan crispada, ¿no?
¿Y el programa de hoy? Bien, sin el Sr. Negro, nos prometimos hacer algo tranquilo, espontáneo, quizá recordar el reciente fallecimiento de Salinger quien fuera invitado de Collar en el último año, un confuso 2009 por la pérdida de dos referentes de la etapa fundacional de la democracia y por qué no, a encontrar ciertas semejanzas entre aquellos padecimientos de la libertad y el estado actual de la justicia, la equidad social, la credibilidad de las instituciones y otras para transformar un País en Nación… también contarles nuestras lecturas de verano o anécdotas, y hasta quizás un mail donde Marianito me dice que se emocionó al recordarme a través de un libro que hoy ya es película y parece candidata a un OSCAR.

viernes, 18 de junio de 2010

Blanca Luz Brum


Los poemas de Blanca Luz Brum reflejan un mundo interior intenso, donde la justicia social aparece como un signo constante. El amor, la ausencia y el dolor acompañan los himnos a la revolución que estas mujeres cantan:

La united Press

anuncia los últimos fusilamientos

las ciudades civilizadas

hacen crujir las horas

las cabezas de los decapitados

tienen los ojos vueltos

hacia Rusia.

Sacco y Vanzetti

trágica rosa de los vientos

giran hacia los cuatro puntos cardinales

de la Revolución

los hermanos del bosque

se esparcen por el mundo

¿no oís cantar las balalaikas?

Varios son los poemas que se publican de Blanca Luz Brum, como “Fuerza”, donde expresa una profunda congoja maternal:

alma estás triste

como las tumbas hundidas por las lluvias

con las cruces tumbadas contra el suelo

y un deseo tremendo de perderte

pero yo

yo que he creído que he cortado el viento

que he tenido la verdad y la fuerza

como un filo en los dientes

y te he parido a ti ¡oh hijo!

te arrancaré llevándote

en las palmas de mis manos

en el medio mismo de mis ojos

contra el sol

contra la oscuridad

contra el daño

contra lo incierto

contra la vida

contra la muerte

¡alma por camino de Dios!

(Tomado de http://vsites.unb.br/ih/his/gefem/labrys11/peru/sara1.htm)