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martes, 18 de diciembre de 2012

ULTIMO PROGRAMA DEL AÑO

El 17 de diciembre de 2012 hicimos este programa especial donde recorrimos los momentos que más nos gustaron de todos los programas del año. Los invitados que prestigiaron el programa: Federico Reggiani y Max Aguirre, Pepe Bugallo y El Club del Tango, las perlas judiciales, Verónica Garganta y Victoria Palomino; Juan Aiub y sus poesías, los jóvenes Maffía, Russo y Nahuel y los aportes imprescindibles de René Gadé y Bernardo Sagastume desde otros lares. Recomendamos libros para leer en el verano y terminamos deseándoles felicidades a todos, y como dijo Bicho "la salvación es por el riesgo, sin el cual, la vida no vale la pena!
Ir a descargar      EDITORIAL DE BICHO-17/12/2012
          Fin de año, el último de Collar de Perlas, de este año no del que viene, entonces desde FM Santa Marta 91,7 Villa Gesell, integrante de la Cadena Nacional del Desánimo para todos y todas, fundamentalmente para ese Poder Judicial De Mierda como me acaba de decir mi amigo Abal  y reconociendo desde ya mi error, aunque sin pedir perdón, el editorial del día:
            ¿Cómo se escribe? Cuando no estoy escribiendo, yo simplemente no sé cómo se escribe, y esto lejos de hacerlo bien o mal. Suena infantil y falsa esta pregunta que es sincera claro, mejor elegir un amigo escritor y preguntarle ¿cómo se escribe?
            Realmente ¿cómo se escribe? ¿qué se dice? ¿cómo se dice? Y por sobre todas las cosas ¿cómo se comienza?
            Sé la respuesta, por más que intrigue, es la única: ¡escribiendo!
             Lo cierto es que sólo me consideraré escritor el día en que yo diga: ¡sé cómo se escribe!
            De lo contrario no costaría tanto escribir para hoy, para el último Collar del año. Sin embargo y para esta época del año qué mejor que recordar al fundador y sus frases célebres, gracias a (él)  tengo caricias embalsamadas para usar cuando necesito y robar literatura se ha hecho una costumbre.
            Hace poco tiempo una amiga me acercó a un agrónomo y filósofo americano Henry David Thoreau quien se había negado en alguna oportunidad a pagar impuestos debido a su oposición a la guerra contra México y a la esclavitud en EEUU, motivo por el cual fue encarcelado (el gobierno del país del norte había tomado los argumentos de el caso argentino Vandefrula y Boudou). De ese hecho nace su tratado “La desobediencia civil” donde declara uno de los conceptos principales de su ideología: la idea de que el gobierno no debe tener más poder que el que los ciudadanos estén dispuestos a concederle (definitivamente esta obra influyó en Cristina aunque confundió algún aspecto sustancial de la obra).
            Es importante para estos días rescatar a Thoreau. Entre cosas  difíciles de asimilar de golpe, escribió muchas otras que tal vez puedan ayudarnos a vivir de un modo más inteligente, más eficaz, más lindo y menos angustiados.
            Henry, por ejemplo, se desesperaba al ver a sus vecinos ahorrando y economizando para un futuro lejano. Que se pensara un poco en el futuro estaba bien, pero “mejore el presente” gritaba y agregaba “estamos vivos ahora” y comentaba con disgusto “ellos están juntando tesoros que las polillas y la herrumbe van a roer y los ladrones robar”.
            El mensaje era claro: no sacrifique el día de hoy por el mañana, él quería que hiciéramos ahora lo que queremos hacer. La vida entera don Henry pregonó y practicó la necesidad de hacer ahora lo que es más importante para cada uno de nosotros.
            Estaba convencido que el miedo era la causa de la ruina de nuestros momentos presentes. Y también las temibles opiniones que tenemos de nosotros mismos. La opinión pública es una tirana débil si se le compara con la opinión que tenemos de nosotros mismos, aunque reconocía la existencia de personas llenas de seguridad aparente.
            En este preciso instante me diría ¡simplifique! ¡simplifique!
            En síntesis… quiero decir lo que sostenía el francés Bernanos que quizá nunca llegó a leer a Thoreau, quien buscaba la salvación por el riesgo, sin el cual para él la vida no valía la pena y no por el ataque senil, que no es sólo de los hombres viejos, sino de todos los que no defienden sus posiciones, incluso ideológicas o religiosas. El mayor pecado sobre la tierra era la avaricia, bajo todas sus formas. Por eso desde Collar les deseo Feliz Año Nuevo porque por pura alegría de vivir me escribo y me escribo “la salvación es por el riesgo, sin el cual la vida no vale la pena” los quiero a todos y todas, abrazos y besos… ¡muchas felicidades!


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