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martes, 31 de marzo de 2015

2 de abril, la inundación de La Plata

"Treycey vio la escena primero en vivo el 4A y tiempo después, en fotos policiales encarpetadas en la fiscalía y proyectada en sombras de su casa que la impresionan. Su pareja, Josué, está tendido boca arriba, como durmiendo; tiene espuma en la boca, un brazo cruzado sobre el pecho y el otro extendido, y una mano dentro de la boca de Tula. El perro lo lamió durante la patada eléctrica y ambos murieron dentro del contenedor donde vivían. Fue en un baldío de 16, 517 y 518, cerca del hipermercado Carrefour de Ringuelet...
El agua comenzó a subir tipo 18.30 y hubo luz toda la noche. Josué nunca más respondió, ni a la insistencia telefónica de Treycey ni a Wilson, un contratista boliviano que solía recogerlo en un camioneta sin acoplado cargada con más trabajadores para hacer algunas changas en obras. El barrio era una gran pileta donde se superponían varias acciones: muchos se autoevacuaban; un hombre se trepaba a un árbol dispuesto a pasar varias horas; Tula buscaba refugio a nado por ahí y el perro de Cintia, que vive a tres casas del riachuelo Del Gato, ladraba sin paz; también murió electrocutado".

Así describe el libro "2A EL NAUFRAGIO DE LA PLATA" uno de los tantos casos dramáticos de las vidas que se llevó la inundación.
En el programa del 30 de marzo de 2015 entrevistamos a MARTIN SOLER coautor del librro (junto a Josefina Lopez Mackenzie). Nos explicó la idea que dio origen al libro, algunas viscicitudes en su elaboración y nos mostró el enorme trabajo de investigación realizado.
Quien quiera saber qué pasó el 2 de abril aquel, debe leer este libro (y escuchar este programa...)




martes, 17 de marzo de 2015

En el programa del 16 de marzo de 2015 arrancamos leyendo un artículo del diario El Tribuno de Salta que recuerda un famoso juicio por plagio, donde el demandado decidió recurrir a la poesía para defender sus derechos y contestar el reclamo. Acá lo copiamos: 

Los juicios por plagio literario suelen ser enrevesados y hasta pesados y escabrosos. Pero el que presentamos hoy a los lectores se diferencia de aquellos porque la parte demandada contestó con un alegato original y de hondura jurídica, escrito gran parte en verso, que desbarató los argumentos del acusador. 
Los litigantes eran Francisco Feliciano Mateo, el acusador, y el abogado y poeta Guillermo "Ucururu" Villegas, el demandado. Ambos habían compuesto sendas zambas sobre un mismo tema, con títulos similares. La de Mateo se denominaba "La petrolera", y la de Villegas, con música de Alberto Sauad, se titulaba "Petrolera", así a secas, sin el artículo. Mateo acusaba a Villegas de haber plagiado su obra. Villegas rechazó la demanda de Mateo por "audaz y temeraria".
El pleito era seguido con mucho interés en los círculos artísticos y forenses del país. Cabe señalar que el perito propuesto por Mateo, y aceptado por la Justicia, era el profesor Vicente Pérez que inclinaba su veredicto a favor del demandante, posición que mereció la crítica de Villegas: 
"Se dice que don Vicente Pérez, designado experto único en este juicio, es profesor con título otorgado por la Universidad de Tucumán. Si esto fuera cierto, expresa Villegas, aunque en ningún momento se lo prueba, me afirma en el convencimiento de que las universidades del país están afrontando una crisis decadente".
Lo que sigue es una síntesis de la pieza con la que el Ucururu respondió a la demanda de F. F. Mateo: "Guillermo Villegas, por sus propios derechos, en el juicio que me sigue por plagio don Francisco Feliciano Mateo, a V. S. digo: 
Absurda demanda la que paso a contestar. 
Un poeta, desconocido como poeta; un letrista, desconocido como letrista; un artista, desconocido como artista, me querella, me enjuicia y me difama. Todo porque a pedido, solicitud y encargo, "compuso redondillas de tierna inspiración". Se agravia el vate ignoto y en su ira se atribuye virtudes de musa inspiradora. Si es así, permita V. S.: 
"Aquí Guillermo Villegas,/ por su prestigio y honor,/ viene pidiendo el favor/ que ha de conceder Usía/ de contestar en poesía/ a un ripioso contendor. // Y siendo mi obligación,/ porque es recaudo primero/ fijar domicilio, quiero/ que se tenga muy en cuenta/ que vivo al ciento cuarenta/ de la Veinte de Febrero. 
// Cumplido este requisito/ como vate y abogado,/ digo un poco avergonzado/ que es triste que una canción/ que nace del corazón/ se debata en el Juzgado.// Yo rechazo la demanda/ por audaz e improcedente;/ no concibo que haya gente/ que con imprudencia tal / declare ante un tribunal/ que es artista de repente".
Sigue Villegas: 
"Amén de llamarme deshonesto el actor dice en alusión perversa que "la obra no ha surgido por simple generación espontánea ni como resultado de una noche de disipación alcohólica".
"Yo recurro al verso: "Dice el autor que su obra/ no fue una cosa instantánea,/ que no nace versos/ por generación espontánea.// Que gran contenido artístico/ él con su zamba ha logrado,/ aunque está este contenido/ como el petróleo enterrado.// Don F. y F. Mateo/ diz que su verso es pensado/ y que no lo hizo con vino/ ni por hallarse embriagado.// Pero no sabe que el vino/ vuelve al sacristán ateo,/ al débil lo torna fuerte/ y hasta poeta a Mateo".
Y culminaba así Guillermo "Ucururu" Villegas su defensa en verso: "Por eso le ido a Usía, / si mi derecho complace,/ que la demanda rechace/ por audaz y temeraria,/ y en el fallo a la contraria,/ por comercial y fenicia,/ a pagar costas emplace, / será justicia".

Queda entendido que el escrito de Villegas no se limitaba a la exposición versificada, sino que, además, exponía sólidos fundamentos dichos en buena prosa.

También recordamos el aniversario de la muerte de HOWARD P. LOVECRAFT y Bicho nos mandó unos poemas:

De "Hongos de Yuggoth":
I.  El libro

El lugar era oscuro y polvoriento, un rincón perdido
En un laberinto de viejas callejuelas junto a los muelles,
Que olían a cosas extrañas traídas de ultramar,
Entre curiosos jirones de niebla que el viento del Oeste dispersaba.
Unos cristales romboidales, velados por el humo y la escarcha,
Dejaban apenas ver los montones de libros, como árboles retorcidos
Pudriéndose del suelo al techo... ventisqueros
De un saber antiguo que se desmoronaba a precio de saldo.

Entré, hechizado, y de un montón cubierto de telarañas
Cogí el volumen más a mano y lo hojeé al azar,
Temblando al leer raras palabras que parecían guardar
Algún secreto, monstruoso para quien lo descubriera.
Después, buscando algún viejo vendedor taimado,
Sólo encontré el eco de una risa.

Versión de Juan Antonio Santos y Sonia Trebelt


 Seguimos escuchando a ELLIOT SMITH. ACA PODES ESCUCHAR EL PROGRAMA:


lunes, 16 de marzo de 2015

René Lavand y lecturas del verano

NO SE PUEDE HACER MAS LENTO
 ¿Por qué no recordarlo en Collar? No escribió nada, aunque dentro de su artístico ilusionismo citaba a los grandes. René Lavand murió este 7 de febrero de 2015 cerrando un círculo extraño: fue otro día de febrero, 78 años atrás, cuando un accidente le quitó la mano y le dio, al mismo tiempo, en un gesto cruel y perfecto, todo. Fue uno de los mejores ilusionistas del mundo en el arte del close up, como se llama a la magia de cerca hecha con naipes y objetos pequeños, René Lavand era en realidad Héctor René Lavandera nació en septiembre de 1928 en Buenos Aires y falleció en la ciudad de Tandil. En Febrero de 1937 a los 9 años vivía con su familia en Coronel Suárez, cuando aceptó el desafío de unos amigos: cruzar la calle. Él, hijo único y sobreprotegido, jamás lo hubiese hecho solo, pero esa vez sí y un auto lo atropelló, le aplastó el antebrazo derecho contra el cordón de la vereda y tuvieron que amputarlo por debajo del codo. Era diestro y perdió precisamente su mano derecha. Fue duro, pero él con voluntad de atleta olímpico, no se conformó con aprender a usar la que le quedaba, la de palo, solo para lavarse los dientes o atarse los cordones, sino que le impuso una tarea titánica: la de cambiarla de torpe a extremadamente dotada de destreza exquisita. Así, empezó a practicar juegos de cartas que ya lo habían deslumbrado a los 7 años, cuando vio al mago Chang en un teatro. Cuando comenzó, los naipes se le resbalaban y se le caían, sin embargo a los 17 años ya los dominaba muy bien. Su vida se puso difícil. Su padre murió y él con 18 años tuve que empezar a trabajar, entró en el Banco de la Nación y estuvo durante diez años, porque en 1960 ganó una competencia de ilusionismo y dos teatros de Buenos Aires le ofrecen formar parte de un espectáculo. Se bautizó como todos los conocemos René Lavand, frac y moñito y a actuar su trabajo con ese aire de fullero del oeste americano o dandi de James Bond y mientras su mano implacable manejaba las cartas sobre el paño, él, con voz profunda, contaba relatos en lo que citaba a Borges, Shakespeare, García Márquez entre otros, aunque -esto si es para Collar de Perlas- nunca los había leído “…yo leo poquísimo…” contaba y dejaba caer las frases con la autoridad de quien conoce las obras completas. En 1961 lo invitaron a presentarse en el Ed Sullivan Show y en el programa de Johnny Carson en EEUU, de allí en más fue uno de los grandes ilusionistas del mundo. Él con humildad repetía "…yo no me creo talentoso…,creo que soy un hombre que transpira, que tiene que trabajar para mecanizar la cosa y asegurarla de manera tal que no falle…” Sus técnicas las de un tahúr: mezclas falsas, enfiles, dadas de segunda, de tercera, de cuarta. "Yo jugué por plata entre los 18 y 22 pero dejé, porque una cosa en burlarse de la gente y otra la bella y sutil mentira del arte…” Siempre su manga derecha en el bolsillo, lo que le daba un aire reservado, distante. Jamás quiso una prótesis, a veces usaba una de madera que cierta vez le partió en la cabeza a un hombre que maltrataba a una dama. Era muy puteador contaba un discípulo, al tiempo que decía que jamás lo escuchó putear porque la mano. Cansado de sus discípulos porque siempre tenían que trabajar más, esmerarse y transpirar hasta lograr un conocimiento inconsciente …haber olvidado que sabe… entonces sí el conocimiento habrá llegado al músculo de lo contrario se queda en rumor. Pero ese camino lleva décadas y no todos están dispuestos. Era un artista, buscaba la perfección, así modificó un clásico juego de close up que se llama “Agua y aceite”: tres cartas rojas y tres negras que, dispuestas en forma alternada, terminan siempre juntas, rojas por un lado y negras por el otro. Se dice que la magia es posible porque la mano es más rápida que la vista, Lavand voló por los aires con esa creencia al hacer su versión de Agua y aceite, llamándola “…no se puede hacer más lento…”

EN EL PROGRAMA DEL 9 DE MARZO VOLVIMOS A EMPEZAR CON LA TEMPORADA 2015 DEL COLLAR DE PERLAS.
Hablamos de los libros que leímos en el verano, recomendamos algunos y descartamos otros. Escuchamos un tema de DIPLODOCUM RED &BROWN (la prehistoria de los Redondos) y de ELLIOT SMITH , un grande, no muy reconocido por acá.
ACA ESTA EL PODCAST DEL PROGRAMA: